REVISTA PARA SEÑORITAS
 
Mujeres,  nos encontramos en pleno siglo XIX, momento de presentar ante la sociedad que somos tan ciudadanas como cualquier hombre, que nuestra voz también debe ser escuchada, que somos una parte fundamental para México.

En esta edición dedicada a Manuel Payno con su obra: los bandidos de Río Frío, tomamos un aspecto que se presenta en dicho texto y que juzgo concerniente a este espacio. Ese es el cómo se ve hasta nuestros días la figura de la mujer.

Existen varios personajes femeninos que aparecen como tradicionalmente se ve estereotipada la mujer, como un ser pasivo. No obstante, una señora, Cecilia, es diferente. Pertenece a la clase media, aunque su origen es acomodado. Dicha dama ha perdido a sus padres desde pequeña y se hizo automáticamente acreedora de sus bienes, los cuales hace florecer y prosperar con el sudor de su frente. Se ve obligada a tratar con hombres rudos, maleantes y demás, dominando primorosamente y siempre con su cuchillo escondido entre sus prendas. Hermosa, pulcra, honesta, caritativa, bondadosa pero aún más inteligente permanece como una virgen intacta, deseada por muchos  quienes jamás son correspondidos.

Cecilia es un ejemplo de mujer trabajadora y honesta que tiene que enfrentarse a su sociedad machista desde su inferior condición de mujer. Y esta situación llega a afectarle al grado de perder su puesto como frutera en un mercado, pues su gran belleza deslumbra al encargado del mercado quien si no puede poseerla, la arruinará.

Esto no debe ser así señoritas, tenemos que luchar contra esas ideas que nosotras mismas nos creamos porque desde niñas nos inculcan en nuestras propias casas, de que los hombres tienen derechos sobre nosotras. No quiero decir con esto que nadie vuelva a casarse nunca, ni que debamos realizar trabajos físicos más grandes que nuestras fuerzas, no. Debemos aprender de Cecilia, la imponente trajinera y frutera que se ganaba el respeto porque ella profería también respeto y honradez, porque su amabilidad y caridad no tenían límite y por qué no decirlo, amaba como toda mujer las joyas, la medallas de plata y perlas, el calzado, los vestidos, la limpieza y los rituales de belleza como el baño de hierbas que tanto bien hace y termina sintiéndose atraída por un hombre.

Curiosamente, Cecilia es una mujer que si bien tiene todas estas cualidades, la buena educación y la cultura no forman parte de ella. Tal vez ahí radica su pureza, no se ha visto corrompida por la sociedad estirada y de costumbres artificiales, ella es libre de espíritu, y si bien es una buena cristiana que guarda con decoro los dogmas de nuestra Santa Iglesia, no sabe más que de sus negocios, no se preocupa por ser refinada sino por ser ella misma, de tal manera que no se casa con el primer hombre que le propone matrimonio ni se acobarda ante los maleantes. Entre otras cosas y a falta de familia, se rodea de dos indias las Marías, y las educa en la fe y en la honestidad como si fueran sus propias hijas. Cecilia es la voz de aquellas mujeres que día con día trabajan arduamente por una vida digna y por su honra, pero también, por la libertad que todas las mujeres tenemos de elegir, por ejemplo de  si queremos casarnos o no y con quién, a trabajar en lo que más nos guste y convenga, a ser tratadas dignamente, y en fin, a luchar valerosamente por lo que creemos a pesar de la sociedad en la que nos toque vivir. Considero que esta es la propuesta que el señor Manuel Payno nos quiere presentar a través del personaje de Cecilia.

Sí señoritas, ser mujer es mucho más que limpiar la casa de un matrimonio al que convenimos no tanto por amor, sino por imposición, ser mujer es mucho más que servir a un hombre como esclavas y deleitarlo carnalmente, es más que vivir en la cocina, es más que engendrar hijos, es más que sumisión, ser mujer es un misterio maravilloso e infinito. clic aquí para modificar.

Por: Ana Laura Zermeño Cuellar




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La Joie de la Femme